El Gobierno analiza un «cierre fuerte» de actividades por un «tiempo acotado»
Podría reforzar las limitaciones a partir del fin de semana ante el panorama epidemiológico y sanitario, para reducir la posibilidad de contagios de coronavirus.
El Gobierno podría disponer un fuerte cierre de actividades ante el panorama epidemiológico y sanitario, para reducir la posibilidad de contagios de coronavirus. Podría decidir un refuerzo de las limitaciones a partir del fin de semana, ya que el viernes vencen las actuales restricciones. Los expertos que asesoran al Gobierno recomendaron esta medida.
Aunque aclaran que falta toda una semana de evaluación, en el Gobierno admiten que «no es descabellado» pensar en un cierre fuerte de actividades, por un tiempo acotado, como viene proponiendo hace semanas la Provincia, para cortar con el crecimiento de la curva de contagios.
Como había indicado este domingo, el jefe de Estado se prepara para firmar un nuevo DNU si finalmente el Congreso no aprueba antes la ley para el manejo de la pandemia, proyecto que recién podría tener media sanción del Senado este miércoles.
«Si no está la ley, la única alternativa es que un DNU vuelva a poner en vigencia las restricciones, que son muy necesarias», dijo Fernández, que junto a sus colaboradores debe definir si, tras el fallo adverso de la Corte Suprema de Justicia por las clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires, vuelve a insistir la suspensión en el texto del decreto. Todo hace pensar que así será.
En cualquier caso, respecto a las restricciones, en Balcarce 50 descuentan que “se renovarán las vigentes” pero deslizan que probablemente haya nuevas medidas. Se apunta a reforzar la baja en la circulación y a acotar el margen para que no se generen reuniones sociales.
Kreplak pidió un «golpe de martillo»
En ese sentido, las declaraciones del viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, quien volvió a pedir «un cierre fuerte», no sonaron desmesuradas para los funcionarios nacionales, que consideran clave dar «un golpe de martillo» para ganar tiempo.
A diferencia de otras ocasiones, cuando más allá de la preocupación por un colapso del sistema sanitario, el gran dilema pasaba por elegir el mejor momento y no adelantar una decisión extrema que luego se tendría que tomar, quienes impulsan un cierre total desde este fin de semana argumentan que puede tener un «impacto positivo doble» si se tiene en cuenta que al menos cinco millones de vacunas que -por ahora- arribarán en lo que resta de mayo.
La postura más dura del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que también analiza un cierre duro y hasta la posibilidad de suspender las clases, fue otro envión para la Casa Rosada. «Dijimos que en algún momento iban a tener que admitir que había que cerrar. Es bueno que se hayan dado cuenta», resaltan, con cierta ironía.
Además, en los despachos oficiales señalan que tras una leve mejora en la evolución de los casos durante la primera semana de este mes, el escenario no cambió según lo previsto el 30 de abril, cuando Alberto F. extendió la cuarentena. «No es descabellado pensar en eso (por una Fase 1). Hay una meseta de casos demasiado alta», consideran.
Y remarcan que tampoco cambió el relajamiento social: «Los casos bajaron al principio, ahora estamos en una meseta y en algunos distritos volvieron a crecer». Persisten críticas para la Ciudad, pero ya no sólo se mira con preocupación lo que ocurre en el Área Metropolitana de Buenos Aires, sino apuntan a la «mancha de aceite» (como le llaman al desparramo de contagios) en la zona centro del país, como Córdoba y Santa Fe, donde el número de casos sigue en un ascenso sostenido.
El análisis de los funcionarios va en la misma línea que lo expuesto por Fernández, quien analizó que «se observa una suerte de amesetamiento un poco por debajo, pero se necesita bajar más».