Maldonado: continúa la investigación sobre la Gendarmería
A 44 días de la desaparición de Santiago Maldonado y numerosas teorías subjetivas sobre la mesa del juez Guido Otranto, se instaló una fuerte discordia social entre la versión mapuche VS la exégesis de Gendarmería.
Aunque varias pruebas despejan la posibilidad de que la fuerza de seguridad haya raptado al joven durante el desalojo de la Ruta 40 aquel 1° de agosto en la comunidad Pu Lof en Cushamen, los investigadores permanecen uniendo cabos sueltos que les permita llegar a senderos más acertados.
En este marco, la Policía Federal entregó este jueves el resultado de los peritajes de alrededor de 120 celulares pertenecientes a los agentes de Gendarmería Nacional. Según fuentes consultadas, lo único que trascendió por el momento es la existencia de un mensaje en especial que podría hacer “ruido”.
Se dejaron en la Fiscalía de Esquel, un total de 18 carpetas en las cuales se revela el contenido de los mensajes de texto que los uniformados intercambiaron en fechas cercanas al día que Maldonado fue visto por última vez, como así también el entrecruzamiento de sus llamadas.
Cabe destacar que dicha investigación no incluye «datos de geolocalización» de los oficiales, por lo que hasta el momento no se podrá saber exactamente dónde se encontraban el mediodía que desapareció el artesano.
Las 3 pruebas que juegan a favor de la Gendarmería:
El pasado 2 de agosto, durante 23 segundos, un celular de Santiago adquirido en Chile recibió una llamada realizada desde la Argentina. Luego, 13 días más tarde, acorde a una pericia que está en la causa federal, una persona aún no identificada usó en el Lof mapuche un buzo negro que tenía ADN del artesano desaparecido. A esto hay que sumarle la incompatibilidad de los resultados genéticos que se estudiaron con materiales obtenidos en vehículos de Gendarmería, lo que al principio suponía un posible traslado “a la fuerza” del joven.
La contradicción que ensucia el relato de la Gendarmería:
Mientras continúa el desfile de agentes por la oficina de Otranto, en las últimas horas hubo una fuerte contradicción en sus testimonios. Es que cuatro de ellos se afirmaron ante el juez de manera unánime que ninguno observó a sus compañeros lanzando piedras durante el operativo, tal como lo afirmó uno de sus colegas, Neri Armando Robledo. En la suma de confusiones, otro efectivo aseguró que disparó su arma antimotín al costado de un militante, situación que ocurrió lejos del pelotón y no puede ser ratificada.