La historia oscura del sanatorio de Moyano, por el cual recibió grandes elogios de Fernández
El presidente recorrió el centro médico que Camioneros le otorgó al Estado para recibir pacientes con coronavirus. «Es un dirigente ejemplar y muchos deberían imitarlo», lanzó.
En medio de la pandemia del coronavirus y un sistema sanitario que está expectante de mantener controlada la curva de infectados, Alberto Fernández recorrió este miércoles junto a Hugo Moyano las instalaciones de un sanatorio que el sindicato de Camioneros puso a disposición del Estado para atender a personas enfermas con Covid-19, postura que tomaron otros gremios.
Sin embargo el presidente le dedicó un especial agradecimiento al dirigente que sorprendió a más de uno. Apenas tomó la palabra en el inicio del acto, aseguró que es un «dirigente ejemplar» y le pidió a los empresarios que lo «imiten».
“En este lugar nací yo”, reveló Fernández en una conferencia desde el Sanatorio Antártida y le agradeció al gremialista con polémicos halagos. “Hugo me dijo hace poco que quería que este lugar estuviera acondicionado para personas con el virus. Los empresarios no quieren a Moyano porque cuida a los suyos, desde los que transportan basura hasta los que llevan millones en los camiones de caudales, por eso es un dirigente sindicalista ejemplar”.
Más allá de los halagos y la «predisposición» de Moyano en contribuir a la emergencia que atraviesa el país, no pareciera muy transparente este establecimiento. El Sanatorio Antártida esconde una oscura historia desde la operación de compra y venta ejecutada por la Obra Social del gremio y hasta la refacción edilicia. Ambas acciones son objeto de una investigación por lavado de activos en la justicia federal y a pesar de los expedientes, las 300 camas del complejo están a disposición de los pacientes.
Vale recordar que el sanatorio, cuyo administrador anterior quebró en 2005, fue adquirido por el gremio que conduce Moyano supuestamente para dar servicios a los Camioneros. Luego de refacciones, en 2009 se realizó la primera reinauguración pero nunca llegó a funcionar. En 2017 hubo un segundo corte de cinta con el mismo resultado final: el lugar no funcionó. Y en 2018, bajo la gestión de Mauricio Macri, se festejó el tercer acto inaugural, aunque otra vez las puertas quedaron cerradas.
A pura simulación, el sanatorio nunca dio servicios a los afiliados a pesar de tener el equipamiento necesario y ahora es utilizado por el presidente para elogiar en público a un hombre que además es símbolo de una extorsión sindical y con numerosas causas judiciales en su contra.