Duras críticas al Papa por su mensaje de Navidad sobre Venezuela y Nicaragua
Una veintena de ex presidentes latinoamericanos le cuestionaron haber llamado a la “concordia” y la “reconciliación” en dichos países.
Un grupo de ex presidentes latinoamericanos envió una carta al papa Francisco para repudiar su último mensaje en Navidad, en el que el pontífice pidió, desde los balcones del Palacio Apostólico del Vaticano ante miles de fieles en Plaza San Pedro, que reinara la “concordia” en Venezuela y que Nicaragua llegue finalmente a la “reconciliación”.
El texto fue encabezado por el dos veces mandatario de Costa Rica (1986-90 y 2006-2010) y ex Nobel de la Paz (1987) Oscar Arias, e impulsado por Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA). Se publicó en el sitio online de El Nacional, el principal diario de Venezuela.
Los 20 firmantes argumentan que los venezolanos son “víctimas de la opresión de una narco-dictadura militarizada, que no tiene reparos en conculcar de manera sistemática los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad personal”. Al mismo tiempo, recuerdan que el régimen sandinista ha reprimido protestas populares en Nicaragua a un precio de casi 300 muertos.
Sin expresarlo, el tono del reproche al Papa apunta a una supuesta ineficacia vaticana en liderar el rechazo al gobierno chavista, eje de casi toda la misiva que se escribió, entre otros, por el argentino Fernando de la Rúa, el uruguayo Luis La Calle, el chileno Eduardo Frei, los colombianos Andres Pastrana y Alvaro Uribe, y los mexicanos Felipe Calderón y Vicente Fox.
El pasado 25 de diciembre pasado, Bergoglio instó a que Venezuela “encuentre de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población”. Respecto a Nicaragua, pidió que “no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país”.
“Como se lo expresáramos a Su Santidad en una anterior misiva, sabemos de su preocupación por el sufrimiento que hoy padecen, sin distingos, todos los venezolanos y ahora los nicaragüenses. Los primeros son víctimas de la opresión por una narco-dictadura militarizada, que no tiene reparos en conculcar de manera sistemática los derechos a la vida, a la libertad y a la integridad personal y, además, como consecuencia de sus políticas públicas deliberadas y una palmaria corrupción que escandaliza mundialmente, somete a éstos a condiciones de hambruna generalizada y falta de medicinas. Los segundos, a mediados año, fueron víctimas de una ola de represión que deja como saldo casi 300 muertos y unos 2.500 heridos”.
Así se expresan en un fragmento de la carta. Agregan enseguida que «en lo particular, en el caso venezolano, con el gobierno que ha causado 3.000.000 de refugiados, en una diáspora que proyecta la ONU, para 2019, a 5,4 millones de personas”.
Los firmantes le advierten al Papa que su llamado “está siendo interpretada de un modo muy negativo por las mayorías de Venezuela y Nicaragua” y que ello es así debido, ante todo, a que “no existe, actualmente, en dichos países, un diferendo político que reclame de entendimiento, tolerancia, entre fuerzas encontradas con narrativas distintas, dentro de una democracia normal o deficiente que hoy lamentablemente no existe en estos”.
“Sus poblaciones enteras -agregan los ex presidentes- son sometidas al sufrimiento por sus gobiernos, bajo regímenes que sirven a la mentira, y los líderes sociales y políticos, los conductores de opinión y prensa, sufren cárcel, persecuciones y también la muerte, como le consta a los organismos americanos y europeos de derechos humanos”.
La carta, además de los ex presidentes citados, lleva las firmas de Nicolás Ardito Barletta y Mireya Moscoso (Panamá); Enrique Bolaños (Nicaragua); Alfredo Cristiani (El Salvador); Rafael Ángel Calderón y Laura Chinchilla (Costa Rica); César Gaviria (Colombia); Osvaldo Hurtado y Jamil Mahuad (Ecuador); Jorge Tuto Quiroga (Bolivia); Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica); y Juan Carlos Wasmosy (Paraguay).
Fuente: Clarin