Milagro Sala: por qué fue condenada y su reiterada acusación a Gerardo Morales
Tras un extenso juicio, el Tribunal Criminal 3 de Jujuy condenó a Milagro Sala a 13 años de prisión por extorsión y asociación ilícita, en el marco de la causa conocida como “Pibes Villeros”, por la cual también fueron sentenciados otros 15 imputados.
Los restantes implicados cumplirán penas de entre 2 y 8 años de cárcel. Todos fueron encontrados culpables de haber defraudado al Estado por $60 millones provenientes de fondos públicos destinados a viviendas sociales que no se construyeron.
Fueron condenados a ocho años de prisión los imputados Graciela López, Javier Nieva, María Condorí, Adriana Condorí y Marcia Sagardía por fraude a la administración pública y como integrantes de la asociación ilícita. También recibió ocho años la diputada provincial Mabel Balconte, para quien además se realizó un pedido de desafuero, y siete años de prisión a Patricia Cabana, Ivan Altamirano y Miguel Ángel Sivila, quienes formaban parte de la cooperativa Pibes Villeros.
Durante el proceso judicial, que se inició el 23 de julio del año 2018, declararon unos 104 testigos y se analizaron documentos de diversos organismos y videos que se sumaron a la investigación.
Esta es solo una de las tantas causas en las que se encuentra procesada, que van desde el fraude de $700 millones, hasta «huevazos» y acampes.
La celebración de Morales
El mandatario negó rotundamente las acusaciones que le hizo la líder de la organización Tupac Amaru, quien afirmó que el Ejecutivo jujeño había «cooptado a los jueces y había presionado a los testigos para que apunten hacia ella».
“Esta decisión sirve para recuperar un clima de convivencia de Jujuy. Fundamentalmente, para terminar con tanta corrupción que, en definitiva, terminó robándoles a los pobres que no tienen la vivienda”, indicó el gobernador.
En declaraciones a radio Mitre, Morales aseguró que “había un modelo cultural que no solo tenía que ver con un sistema de corrupción sino también con un sistema de violencia; había marchas, presiones, agresiones y violencia inclusive sobre miembros de la propia organización”. “Muchos miembros de la organización Tupac Amaru siguen trabajando, pero ahora no están obligados a hacer otra tarea que las que requiere su trabajo”, agregó.